viernes, 18 de diciembre de 2009

Alicia y Raul


Alicia y su padre, Raúl. Raúl y su hija, Alicia. Alicia y Raúl. Raúl y Alicia. Años juntos. Muchos años juntos. Siempre juntos.
Alicia contemplaba a Raúl sentada en el borde de la cama. Raúl tosía. Alicia temblaba de miedo. Tosía y tosía. Temblaba y temblaba.
-Anoche soñé que soñaba que soñé con vos, papá.
-Yo también soñé con vos, hija. ¿Qué soñaste?
-Soñé que soñaba que te soñaba cuando eras un niño. Un dulce y tierno niño.
-¿Y yo qué hacía en tu sueño?
-Éramos amigos. Vos eras un niño. Yo era una niña. Ambos éramos niños.
-Contame (rapto de tos), que me interesa (más tos). Contame, contame. (Tos, tos).
-Al principio tu figura era gigantesca. Un gigante gigantísimo. Vos King Kong y yo Pulgarcito. Pero a medida que avanzaba el sueño que soñaba en mi sueño te empequeñecías. De gigante a pequeño. De King Kong a Pulgarcito. Y yo me agrandaba. Hasta límites grandísimos. Te superaba en tamaño, en altura, en edad.
-Algo parecido a mi sueño, Alicia.
-¿Qué soñaste?
-Soñé que me soñabas pequeño, como me soñaste vos.
Nuevo ataque de tos. Tosía y tosía. Temblaba y temblaba.
-Tozuda la tos que toso. Creo que de ésta no salgo, Alicia.
Raúl tosía. Alicia temblaba. Tosía y temblaba.
-¿Qué más soñaste, papá?
-Primero era pequeño, pequeñito. Después crecía y crecía hasta convertirme en un viejo, viejísimo y enfermo de toda enfermedad.
Alicia tomó la mano de Raúl para darle ánimo. Raúl ya no tosía. Alicia seguía temblando de miedo. Habían pasado muchos años juntos. Raúl y su hija. Alicia. Alicia y su padre, Raúl. Siempre juntos.
Alicia y Raúl. Raúl y Alicia. Muy juntos. El, muerto. Ella, sintiéndose morir.

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