domingo, 3 de enero de 2010

CHACARITA IDA Y VUELTA


Las luces se aproximan, tenues al principio, brillantes luego, fulgurantes, por fin. Genaro acciona con destreza la palanca del freno y el tren se va deteniendo lenta, mansamente, a pocos metros de los enormes frenos neumáticos que por enésima vez le indican el final del viaje. “Muy bien, Chuku-chuku, así se hace”. Genaro acaricia sus palancas como si el tren tuviera vida y registrara sus expresiones de cariño. Para él no cabían dudas. Chuku-chuku era único. No sólo por la suavidad del nácar de sus palancas, sino también por la reacción exacta ante cada uno de sus deseos. “Más rápido Chuku … muy bien, Chuku… ahora frená… ¡Bravo, Chuku!¨.

Llegamos a Chacarita. Una vez más, piensa, y van… Odia su trabajo. Sólo el vuelo de los murciélagos huyendo despavoridos a su paso lo acompaña en su noche eterna. Quiere ver el sol. Quiere aire fresco. Quiere sentir la lluvia sobre el vidrio, observar el vuelo de los pájaros, tener un techo de estrellas por la noche. No tolera más su sensación de ahogo. Las bocanadas de oxígeno en las paradas de la estación son como bálsamo a tanta sofocación. Chacarita, ida y vuelta. Otra vez. Chacarita, ida y vuelta .

Llegamos. Ahora, a invertir cabina y volver en una hora al mismo lugar donde lo esperan amenazantes, una vez más, los dos gigantes de acero, inmensos, dominantes, dueños absolutos del lugar, ejerciendo con total impunidad su potestad sobre cualquier vocación de libertad que asomara en los trenes, o en quienes los conducen, poniendo límites tangibles, firmes, evidentes, indiscutibles. Hasta aquí llegamos. ¡Prohibido seguir! ¡Prohibido salir!

Genaro hace el recorrido inverso, última hora del día. Acciona palancas y va. Chuku-chuku responde con total sumisión. ¨Estación, Chuku. Tomemos aire, Chuku, adelante, Chuku¨.

La monotonía del sonido lo agota. No puede más. Lo asalta una idea que se fija en su mente. ¿Por qué no? “Hagámoslo juntos, Chuku”. Imagina el diario del día siguiente. “Tren subterráneo vence la resistencia de frenos neumáticos y aflora a la superficie¨, y sigue la noticia: ¨Toma por avenida Forest y sube a las vías de ferrocarril San Martín alejándose con destino desconocido”. “¡Qué hermoso, Chuku! ¡Los dos juntos, a pleno sol! Vamos, trencito, que vos podés. Adelante, Chuku-Chuku ¡Liberémonos! Ochenta, Chuku, noventa, Chuku, cien, ciento diez. Sos más rápido de lo que había imaginado nunca. Vamos, trencito. Chacarita a la vista. Con fe. Con fuerza. Con coraje. A vencer a los monstruos y salir. El mundo es nuestro.

Genaro acciona la palanca al máximo. El sonido es insoportable. ¨Los monstruos acechan. No podrán con nosotros. ¡Al ataque!”

Suenan vidrios y metales. Suena a presión el aire de los frenos neumáticos. Los monstruos fueron más fuertes. Chuku-chuku se arruga. Genaro también. Chacarita, destino final.

No hay comentarios:

Publicar un comentario